Lenguaje y pensamiento
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Los Inuit viven en las regiones árticas de Alaska, Groenlandia y Canadá, siempre a temperaturas bajo cero, y por eso tienen más de mil palabras para referirse a la nieve. No tenemos tantas palabras en español y, por lo tanto, no podemos ser tan precisos como los Inuit para hablar de nieve. Su mundo ha influenciado su lenguaje y ahora su lenguaje influencia cómo piensan.
Tan intuitiva como suena la anterior historia, no es cierta. Proviene de un malentendido de Benjamin Lee Whorf respecto com ese pueblo construye palabras pero que muchas personas asumen como verdad [1].
La hipótesis Sapir-Whorf, también conocida como relatividad lingüística, sugiere que la estructura de un lenguaje afecta la manera en que la personas piensan y perciben el mundo. Esta idea que lleva el nombre de los antropólogos y lingüistas norteamericanos Edward Sapir y Benjamin Lee Whorf, ha sido criticada y refutada.
Por ejemplo, hay idiomas que no diferencian entre los colores verde y azul, las llamadas lenguas grue, de la combinación de green y blue en inglés. Pero los que hablan esas lenguas no tienen ningún problema para distinguir los dos colores [2]. Lo mismo pasa con el pueblo Zuñi de Nuevo Méjico, que no tienen palabras diferentes para naranja y amarillo [3] pero distinguen esos colores. Las limitaciones de su lengua no afectan a su percepción.
¿Qué hay en un nombre? Lo que llamamos rosa
olería igual de dulce si tuviera cualquier otro nombre.
— Julieta en el Romeo y Julieta de William Shakespeare
Influir en la cognición
La lingüista Lera Boroditsky da ejemplos de cómo la lengua influencia nuestra manera de pensar en su TED Talk de 2017 [4].
Hay idiomas en los que no se puede expresar cantidades. No tienen números, así que no pueden utilizar la aritmética tal y como la conocemos.
Ha estudiado a los Pormpuraaw, una comunidad aborigen de Australia. No tienen palabras para “izquierda” y “derecha” , sino que localizan objetos por los puntos cardinales: norte, sur, este y oeste. Están acostumbrados a saber en todo momento dónde está el norte. Hablan de su “pié del este” y no se confunden al hablar de “tu izquierda, no mi izquierda”. No tienen una biología diferente a la nuestra, pero han incluido una habilidad en su lengua y en su cultura. En lugar de saludarse diciendo “hola”, se intercambian algo como “¿A dónde vas?”, “Ya ves, tirando hacia el suroeste”.
Algunos idiomas como el chino no tienen formas gramaticales para hablar del presente y del futuro. Keith Chen, un profesor de economía de UCLA, ha descubierto que es más probable que una persona que habla chino ahorre dinero que lo hagan personas cuyos idiomas pueden expresar el futuro. Parece que si no te puedes imaginar a ti mismo en el futuro, es menos probable que pienses en ese “yo futuro” como si fuese una persona diferente, y tomarás decisiones más consideradas.
“El lenguaje es muy poderoso. El lenguaje no solo describe la realidad. El lenguaje crea la realidad que describe.”
― Desmond Tutu
La manera en la que nuestra lengua describe eventos también influye en cómo los recordamos. Imagina que un jarro se rompe accidentalmente. La manera habitual en inglés de comunicar un evento así sería algo como “Verónica ha roto el jarro”. Diciendo “el jarro ha sido roto” parecería que estamos ocultando al autor. Sin embargo, en español, lo habitual es omitir el sujeto, “el jarro se ha roto”, y eso afecta cómo recordamos el suceso.
De izquierda a derecha y de derecha a izquierda
En la película La llegada, Amy Adams interpreta a una lingüista que está descifrando un lenguaje alienígena, y a medida que lo entiende mejor su percepción del tiempo cambia. Eso es ficción, pero Boroditsky habla de otras maneras en las que la percepción del tiempo y del espacio se ven influenciados por el idioma. En un experimento le pedía a los sujetos que ordenasen fotografías cronológicamente [5]. Los que usaban idiomas que se escriben de izquierda a derecha, usaron esa orden. Los Pormpuraaw mencionados anteriormente, primero determinaban su orientación, y organizaban las fotos de este a oeste. Y las personas acostumbradas a escribir de derecha a izquierda, com en hebreo, posicionaban las fotos en ese orden.
A propósito de idiomas que se escriben de derecha a izquierda. Hace tiempo vi una foto de un tablero kanban que parecía que tenía las columnas en un orden “incorrecto”, teniendo los elementos finalizados a la izquierda y no a la derecha. Encontré la portada de la versión en hebreo del libro Niños ágiles - ¿Quién es mi jefe? con las notas adhesivas a la derecha, a diferencia del resto de versiones, así que le pregunté a la autora, Shirly Ronen-Harel. Me contestó que en hebreo escriben de derecha a izquierda, excepto los números, que los escriben de izquierda a derecha. En los entornos profesionales, los tableros de visualización se hacen de izquierda a derecha, como nosotros, porque ya están acostumbrados, pero para los niños que hablan hebreo ella sugería usar de derecha a izquierda porque sería menos confuso. ¡Me pareció fascinante!
El tema del género
Hay diferentes formas de representar el género. Algunos idiomas tienen un género natural, con la capacidad de diferenciar seres vivos masculinos y femeninos. En inglés hay palabras diferentes para “boys” y “girls”, “fathers” y “mothers” o “uncles” y “aunts”. Pueden usar “he” y “she” para hacer esa distinción (“él” y “ella”), pero también pueden usar “they” como tercera persona del singular si el género no se tiene que especificar.
Otros idiomas tienen un género gramatical, de manera que todos los nombres tienen asignado un género, independientemente de si son masculinos o femeninos de forma natural. Los pronombres, adjetivos, posesivos y demás también tienen formas masculinas y femeninas. Es el caso del español.
El género es completamente arbitrario y causa confusión al aprender esos idiomas. Por ejemplo, el sol es de género masculino en español y femenino en alemán, y la luna es femenino en español y masculino en alemán.
Saber otro idioma es como poseer una segunda alma.
— Carlomagno
¿Influencia a nuestro pensamiento el género arbitrario? Lera Boroditsky le pidió a unos sujetos que describiesen ciertas palabras y los participantes eligieron adjetivos que normalmente se atribuyen al género gramatical de la palabra. Por ejemplo, la palabra “llave”, es masculino en alemán y femenino en español. En alemán dijeron que era “dura”, “pesada” y “útil”, y en español que era “pequeña” y “bonita. Un”puente”, que es femenino en alemán y masculino en español, era “bello” y “elegante” en alemán, y para los que hablaban español era “peligroso” y “fuerte” [5].
¿Cómo lo hacen en esas lenguas para referirse a las personas no-binarias? ¿Tienen que usar las formas binarias de artículos, determinantes y adjetivos? En inglés, como no hay género gramatical, es más fácil, pero aún así hay palabras que tienen adaptarse como “actor” y “actress”, “prince” y “princess” o “waiter” y “waitress”. En otros idiomas hay iniciativas que promueven un language neutro en cuanto al género aunque no están muy aceptadas.
El valor de la diversidad
Hay más de 7.000 idiomas en el mundo. Cada idioma crea un filtro para sus hablantes que, de alguna manera, parece que afecta la manera en la que perciben y piensan. Cuantas más formas de pensar podamos añadir a la resolución de problemas, más opciones tendremos para resolverlos.
El mayor problema en la comunicación es la ilusión de que ha tenido lugar.
— George Bernard Shaw
Toni Tassani — 24 de octubre de 2022
Este artículo fue publicado originalmente en inglés el 10 de mayo de 2021 en la intranet de la compañía.